Historia
El parque Nacional data de 1.934, año
durante el cual fue inaugurado por el presidente Enrique Olaya Herrera, uno de
sus grandes promotores y de donde derivó el nombre completo con el que se le ha
conocido a través de la historia urbanística de Bogotá.
Es el segundo escenario en antigüedad de
los que subsisten en la Ciudad Capital y es sin duda ejemplo, fuente de
inspiración y estereotipo de los parques bogotanos, siendo por su rica herencia
y tradición, el más importante de su género.
Su parte urbana, comprendida entre las
calles 36 a 39 y carreras Séptima a Quinta mantiene el trazado original que
asemeja un triángulo redondeado en invertido, trenzado por caminos que
comunican y desembocan a diferentes monumentos y piletas.
Posee una alameda central adornada por faroles y bancas que arranca en la acera de la Séptima y sube hacia oriente hasta desembocar en la torre del reloj, uno de los puntos más característicos del escenario y donado por la comunidad suiza residente en Colombia, hacia 1.954.
Sus extensos jardines, grandes árboles y
notable frescura y tranquilidad, invitan al reposo y al recorrido por cada
recodo del parque coronado por una rotonda enmarcada por caminos de enredaderas
y un bello jardín en su parte central, ante la imponente tutela de los ya próximos
cerros orientales.
Otro de los puntos más tradicionales es la
fuente y escultura al líder liberal Rafael Uribe Uribe, elaborado con un gusto
excepcional por el escultor italiano Vittorio Macho en 1.940 y acompañada por
obras más recientes convirtiendo a este escenario en un arbóreo museo al aire
libre.
La parte deportiva tuvo también su
injerencia desde la primera edad del parque, pues dentro del esquema atrás
descrito, los costados sur y norte acogieron desde un principio a canchas como
las de hockey, tenis y fútbol, complementadas desde 1.997 por sintéticas de
voleibol, patinódromo (encima tanques) y juegos infantiles arriba de la kr. 5.
Otro elemento determinante en la vida del
parque es su vecindad con el canal o río Arzobispo, que linda el norte del escenario
como un límite natural que recuerda el carácter ambiental y de recreación
pasiva y que transmite desde la cercana montaña la vitalidad y frescura del
sector escarpado del parque, el cual sube por la orografía oriental de la
ciudad, en los caminos hacia Monserrate.
Arriba de la kr. 5 funcionó en una época
(años 60 – 70) un parque de diversiones con rueda panorámica, carruseles y
otras atracciones mecánicas, además de un pequeño zoológico, los cuales
salieron del servicio al ser trasladados al parque Distrital del Sur y Santa
Cruz (animales), respectivamente.
Desde 1.995 la Administración Distrital optó por recuperarlo completamente de años de indiferencia y descuido de sus usuarios y encargados, al restaurar los 11 monumentos históricos, 4 fuentes, mobiliario urbano, canchas deportivas, instalaciones locativas (canecas, sillas y baños públicos incluidos) y teatro El Parque.
Desde 1.995 la Administración Distrital optó por recuperarlo completamente de años de indiferencia y descuido de sus usuarios y encargados, al restaurar los 11 monumentos históricos, 4 fuentes, mobiliario urbano, canchas deportivas, instalaciones locativas (canecas, sillas y baños públicos incluidos) y teatro El Parque.
También se adecuaron dos relieves gigantes
de Colombia, zona macro de juegos infantiles con insumos importados, fue creado
el Centro Metropolitano de Recreación, más pistas lúdicas (3 de voleibol y
pista de patinaje de 1550 m2) y reubicaron y organizaron a vendedores
ambulantes con nuevas casetas de madera, entre otros. Se invirtieron más de $
1.500 millones y en tales condiciones fue cedido a Colsubisdio en 1.997, en
virtud del Acuerdo 18 del 96.
Las obras más recientes son la
reconstrucción y ampliación de la alameda de la carrera Séptima (junio año
2.000) tras una inversión cercana a los $ 1.000 millones, adornada como otros
escenarios lúdicos de Bogotá por una obra de arte del maestro Enrique Grau,
bautizada como “Rita 5:30 p.m.” (Diciembre año 2.000). Sin duda, el Nacional
seguirá siendo punto de encuentro de amantes de los aeróbicos, fotógrafos,
deportistas, paleteros y oficinistas, pues el Olaya Herrera es el escenario más
universal y multifacético de la capital del país, una ciudad de parques.
Características
Se
ubica a una altura comprendida entre los 2.600 y 3.150 msnm. Entre las
calles 36 y 39 con carrera Séptima y quinta mantiene el trazado
original del parque desde sus inicios, el cual asemeja un triángulo invertido
con caminos que comunican los diferentes monumentos del parque. Tiene 283
hectáreas de extensión. Su sector oriental es atravesado por el río
Arzobispo.
En
sus terrenos se encuentra un pequeño aviario, pistas
de hockey, patinaje, un campo de fútbol,
voleibol, baloncesto, teatro y un parque infantil. Posee además una
alameda principal en la cual se destaca la fuente monumental en honor
a Rafael Uribe Uribe, elaborada en 1940 por Victorio
Macho y Bernardo e inaugurada el 27 de octubre de 1940. La
alameda continúa hacia el oriente por un sendero peatonal adornado con bancas y
faroles, hasta llegar a la torre del reloj suizo. El parque cuenta con otros
monumentos, entre los que se destaca la escultura de Enrique
Grau denominada Rita 5:30 p.m., inaugurada
en 2000 sobre la alameda de la carrera séptima.
El
teatro infantil, con capacidad para 300 niños fue construido entre enero y
agosto de 1936 por el arquitecto Carlos Martínez y fue
declarado Monumento Nacional de Colombia por el decreto
1802 del 19 de octubre de 1995. A su costado occidental se encuentran las
canchas de hockey, patinaje, tenis, voleibol, baloncesto y fútbol,
así como un espacio para practicar skating y puestos para los vendedores de
alimentos.
En
la sección oriental se reconoce su gran biodiversidad en flora y fauna, fuentes
de agua y amplia arborización (eucaliptos, acacias, urapanes y cipreses).
El río Arzobispo lo atraviesa de este a oeste tras bajar de
los cerros Orientales de la ciudad.
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